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Eilean
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[AAR] El joven gobernador

Tue Aug 26, 2008 3:51 pm

Bueno, después de darle muchas vueltas esta mañana, me he decidido: voy a hacer un AAR, el primero que hago en mi vida... Bueno no, pero casi :D .

La "forma" sí la tenía pensada desde hace un tiempo, sólo faltaba encontrar el juego adecuado y la motivación que me sirviera de acicate. Aunque hace sólo tres días que tengo el juego, mi impresión es que estos elementos YA se dan, así que ¿por qué esperar? ¿a qué? Tal vez tenga que aprender aún algunas cosas del juego, pero bueno, del modo en que pretendo enfocarlo yo diría que da un poco igual. Espero no arrepentirme de estas palabras. Entre otras razones, pienso que en un AAR la victoria o la derrota no son importantes y en este caso pues mi bisoñez podría hasta ser positiva para, entre otras cosas, aumentar la incertidumbre del resultado. Por el modo en que quiero enfocar el AAR, cabe la posibilidad incluso de que en algún momento cometa errores a propósito. Todo se verá sometido a la narración, que será en este caso lo que tenga más importancia.

Algunas cosillas, así un poco a bote pronto:

- Mis conocimientos históricos sobre la época son muy escasos. Estoy en proceso de documentación, pero tampoco quiero agobiarme mucho con este aspecto. De todos modos, si alguien ve algún error flagrante en la narración si me lo dice le estaré agradecido. Siempre se puede cambiar cualquier cosa, que no escribimos sobre tablas, sino en un espacio "editable".

- Los objetivos de la partida y los míos no tienen porqué coincidir. Son una mera referencia. Al inicio de la partida, serán los mismos pero más adelante, me reservo el derecho a cambiarlos a mi antojo y a mi albedrío. Eso sí, de hacerlo será por alguna causa justificable, no simplemente porque no puedo asumirlos.

- La partida a jugar no es ningún secreto: Manejaré las tropas españolas de Bernardo de Gálvez, en el escenario... (luego edito y lo pongo aquí).

- La actualización no será por turnos, ni por estaciones, ni siguiendo ningún patrón fijo. Las necesidades de narración, mi "inspiración", el tiempo libre de que disponga... esas cosas serán las que determinen el ritmo de las entregas. Eso sí, me gustaría que todas fueran, aproximadamente de la misma extensión.

- No os asustéis, habrá "pantallazos", "screenshots" o cómo queráis llamarlos, además serán "in game", con sus flechitas y tal. Lo digo porque las primeras entregas pueden prestarse a engaño.

- Tanto los comentarios como las sugerencias serán, obviamente bienvenidas.

....Y bueno, una reflexión final: esto me gustaría que, en realidad, fuera el primero de más AARs con este mismo estilo, incluso exagerándolo más.

Con el permiso de los moderadores/administradores, me gustaría dejar tras este mensaje, otro en blanco, reservado para poner algunos datos técnicos más adelante.

La primera entrega del AAR, para esta noche. La partida en sí no comenzará probablemente hasta dentro de unos días, tal vez más de una semana. Mientras aprovecharé para aprender mejor el juego e ir escribiendo las sucesivas entregas ya que quiero tener siempre una o dos entregas "en reserva" antes de publicarlas.

Un saludo, Carlos T.

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Eilean
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Tue Aug 26, 2008 3:52 pm

(Espacio reservado)

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Eilean
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Tue Aug 26, 2008 3:57 pm

Bueno, al final voy a colgar ya la primera entrega, sin repasar ni nada. Si esta noche veo algún fallo, lo cambio.
[font="Century Gothic"][CENTER]I

Nueva Orleans, 22 de Junio de 1779 [/CENTER]

Demasiado calor. Era verano y aquella noche en Nueva Orleans las ropas se pegaban al cuerpo, como sanguijuelas. El sudor fluía sin decoro en la reunión y más de uno estaba deseando que terminase ya el discurso, cuanto antes, mejor. Un cambio de tono en la voz, elevándola hasta más allá del techo, parecía indicar que eso iba a suceder en poco tiempo:

—No puedo tomar posesión oficial de mi puesto de gobernador sin haber previamente jurado ante el Concejo Citadino que defenderé con denuedo a toda la provincia. Pero, aunque estoy dispuesto a derramar mi sangre por La Luisiana y por mi Rey, no puedo presentar un juramento que tenga más tarde que violarlo, porque no sé si todos los aquí presentes quieren resistir los ambiciosos planes de los ingleses. ¿Qué tienen que decir todos sobre esto? ¿Debo tomar juramento como gobernador oficial y legítimo? ¿Debo jurar para poder defender La Luisiana?

Vítores, sonoros y llamativos. Sis altaneros y exagerados. Con esa declaración de principios y el estruendo que generó, se daba por concluida la reunión. Las frentes sudorosas de algunos de los más orondos miembros del Consejo Militar deseaban dar por terminadas estas formalidades. El gobernador, a diferencia de otros de los militares allí presentes, no sólo se regodeaba narrando hazañas militares (reales, exageradas o… ficticias) sino que gustaba de hacerse notar entre la gente con discursos largos y de final, a poder ser, conmovedor. Aquella era la mejor ocasión para largar una buena sarta de palabras. El día de su nombramiento oficial (llevaba tres años como gobernador interino) todos debían escucharle con la máxima paciencia, les gustase o no. Y vaya si la aprovechó… Mientras hablaba notaba el sofoco de algunos de los oyentes. Eso le hacía alargar más el discurso, estirar las palabras e improvisar nuevas apreciaciones. Así hacía patente su poder. Era el gobernador e iba a guiarlos, podían apostar lo que quisieran. Que eso fuese bien evidente para todos le parecía importante.

Pasaron a los jardines. Allí no hacía tanto calor. Casi todos tomaban algún refrigerio y se sentían más relajados. Felicitaron con ostentosa elegancia, como al nuevo gobernador le gustaba, y elogiaron su prédica. Él entonces se hacía el modesto y trataba de quitarse importancia. Mientras fingía, cuando sus ademanes se tornaban educados y protocolarios, según lo que de él se esperaba, entrecerraba los ojos, mirando con atención a sus interlocutores. Extraía de ellos quien le felicitaba de veras y aquel que sólo trataba de ser cortés y zalamero. Lo anotaba todo en su cabeza y jamás lo iba a olvidar, nunca.

Cuando se acercó hasta él don Luis de Unzala y Amezaga, su predecesor en el puesto, lo dejó todo para tener unas palabras a solas. Buscó un lugar apartado y le invitó a caminar por allí. Luis de Unzala era ya mayor, usaba un cayado con pomo labrado en oro y la figura de un tigre dispuesta entre los dedos. Andaba algo encorvado, decían, para parecer mayor. El nuevo gobernador sabía que era también un hombre astuto, inteligente y, le agradecía la petición que hizo de ser relevado, sin la cual jamás hubiese accedido a gobernar las tierras alrededor del Mississippi, uno de los cargos más importantes en las Américas. Tres años antes, en 1776 pidió en una carta al rey que le otorgara un cargo de menor responsabilidad. Decía sentirse viejo, cansado y que La Luisiana estaba acabando con él. Su gobierno fue duro y difícil. Eran los años en que los colonos ingleses comenzaron a determinar con verdaderas ansias la independencia de la metrópoli británica. Él les ayudó, en la medida de lo posible, pero creía que era demasiado anciano, a sus 68 años, para tomar decisiones en un lugar tan convulso como lo era aquel.

—¿Cómo andamos muchacho? —Preguntó con su característica voz torba Luis de Unzala, actual Capitán General de Venezuela.
—Bien señor. Satisfecho por el nombramiento, supongo…
—Llevas más de dos años en el cargo. Lo de hoy ha sido una mera formalidad —agitó el bastón.
—Sí, pero un detalle ahora lo cambia todo: puedo dar órdenes y deben obedecer.
—Antes también obedecían. He visto el aprecio que sienten hacia tu persona —Luis de Unzala acababa de regresar a Nueva Orleans hacía un par de semanas. Llevaba casi dos años fuera—. He oído a la gente en estos días; te quieren. Más de lo que me apreciaron a mí. Eso es que sabes hacerlo bien. Estoy seguro de que te hacían caso, con nombramiento oficial o sin él.
—Eso es porque, hasta la fecha, nunca me he atrevido a pedirles nada importante —el nuevo gobernador miraba fijamente a su predecesor.
Antes de continuar, Luis de Unzala caminó unos pasos, alejándose. Cruzó las manos en su espalda y sin mirarle a la cara continuó hablando:
—Soy perro viejo, hay algo detrás de tus palabras… ¿Qué estás tramando?
—¿Tramar? —Fingió sorpresa— Suena muy mal así dicho. No señor, no tramo nada. Es sólo que…
—Estás tramando algo —interrumpió Luis de Unzala—. Mira joven, llámalo como quieras: tramar, elucubrar, pensar… Si es algo que no podías hacer antes porque no estabas revestido de la oficialidad necesaria, me da en la oreja que es algo gordo. Y poco agradable.
—No sé si la gente entenderá lo que vaya a proponerles —ahora le miraba con fijeza, buscando su aprobación.
—Es lo que llevan implícitos los cargos, muchacho: responsabilidad. Aprende a convivir con ella.
—Supongo que todo tiene un lado bueno y otro… no tanto. Hasta ahora, sí, he conocido momentos dulces. La gente parece quererme, pero ya veremos en el futuro.
—Actúa en conciencia, muchacho, siempre.

Poco más se dijeron. Al regresar, la gente parecía seguir en la misma posición que cuando marcharon. Luis de Unzala conocía a todos los presentes ya que fue gobernador durante ocho años, y pronto requerido por un grupo de hombres. El nuevo gobernador, durante un breve instante, se quedó sólo en mitad del bullicio. Miró alrededor. ¿Iba a gobernar con sabiduría a aquellas gentes? Se preguntó. Estaba por ver, de momento, decidió, lo mejor sería, como propuso don Luis, intentar ser honesto y actuar siempre en conciencia.[/font]

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Generalisimo
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Tue Aug 26, 2008 4:23 pm

Personalmente, a mi me gustan mucho las AARs con muchas imagenes, ya sean imagenes historicas (que describen una situación que sucedió realmente como introducción a lo que viene) o "in-game" para mostrar los avances y planes de la partida.
Dicho esto, me suscribo a esta partida a ver como te va, que todavia no jugué ese escenario. :niark:
"History is the version of past events that people have decided to agree upon."
Napoleon Bonaparte


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picaron
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Tue Aug 26, 2008 4:31 pm

Gracias por tu futuro AAR, ánimo. Yo compré el juego ayer y me pasa como a tí, leyendo el entorno histórico y las reglas, estoy con una partida de AACW con el nuevo parche y es que el trabajo se amontona :niark: :niark:

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Eilean
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Tue Aug 26, 2008 5:17 pm

Generalisimo wrote:Personalmente, a mi me gustan mucho las AARs con muchas imagenes, ya sean imagenes historicas (que describen una situación que sucedió realmente como introducción a lo que viene) o "in-game" para mostrar los avances y planes de la partida.
Dicho esto, me suscribo a esta partida a ver como te va, que todavia no jugué ese escenario. :niark:


Sí, Generalísimo, a mí me pasa lo mismo: prefiero leer AARs con muchas imágenes. Pero, una cosa es leerlos y otra hacerlos. Como "hacedor" de AARs prefiero hacerlos más narrativos, así de paso, practico otro de mis vicios: escribir. En realidad esto es un ejercicio de escritura (por decirlo de alguna manera) conjugado con contar una partida y me imagino que en más de un momento ambos conceptos se solaparán de modo que... ¡ni yo sabré que co** estoy escribiendo :nuts: !

picaron wrote:Gracias por tu futuro AAR, ánimo. Yo compré el juego ayer y me pasa como a tí, leyendo el entorno histórico y las reglas, estoy con una partida de AACW con el nuevo parche y es que el trabajo se amontona


Bueno, compramos estos juegos para pasárnoslo bien, como ocio. Así que no tenemos derecho a quejarnos de "exceso de ocio"... ¿o sí? :siffle: :D

ANTONYO
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Tue Aug 26, 2008 5:22 pm

Paso por aqui, para animarte en tu AAR, y como a Generalisimo, a mi tambien me gustan con muchas imagenes :niark: . Por pedir que no quede.

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arsan
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Tue Aug 26, 2008 8:05 pm

La cosa pinta muy bien! :coeurs:
Pero me apunto a la petición de imágenes y descripción de la campaña en si! :siffle: :niark:

PD: veo que tras el parón veraniego, la gente empieza a volver por aqui! que bien!
¿que tal las vacas ANTONYO??

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Eilean
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Tue Aug 26, 2008 8:31 pm

ANTONYO wrote:Paso por aqui, para animarte en tu AAR, y como a Generalisimo, a mi tambien me gustan con muchas imagenes :niark: . Por pedir que no quede.


Que sí, que sí, ya sé que gustan mucho las pantallas. Y las habrá, tenedlo por seguro, pero, en su momento y las que sean necesarias.

arsan wrote:La cosa pinta muy bien! :coeurs:
Pero me apunto a la petición de imágenes y descripción de la campaña en si! :siffle: :niark:

PD: veo que tras el parón veraniego, la gente empieza a volver por aqui! que bien!
¿que tal las vacas ANTONYO??


Va a ser un AAR fundamentalmente narrativo. Las pantallas aparecerán pero como apoyo de la narración, no llevando el peso.

Y, jejeje... Ya no voy a responder a más cuestiones sobre las pantallas :sourcil: .

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Eilean
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Mon Sep 01, 2008 5:50 pm

Poco a poco, pero esto avanza... Lo sé, más despacio de lo que preferiríais, pero...

[font="Century Gothic"] [CENTER]II

Nueva Orleans, 26 de julio de 1779[/CENTER]

El consejo se hallaba reunido otra vez. Al frente de la gran mesa, el gobernador. De su boca, el discurso largo y acostumbrado. Las caras somnolientas de los hombres que escuchaban habían perdido toda la excitación de la nota que les convocó. “Importantes decisiones. Sus consejos me son ahora más necesarios que nunca”.
Se acercaba el momento cumbre del discurso y dejaba fluir sus palabras de un modo casi automático. Ni siquiera pensaba en lo que decía, sólo se congratulaba de ver el hastío reflejado en sus caras. Ahora, se decía, llegó el momento. Entonces pensó en todo lo que había venido ocurriendo en las semanas anteriores.

Recordaba la nota manuscrita en manos de aquel chico. Interceptar un comunicado inglés no pasaba todos los días y menos si contenía información tan valiosa cómo aquella. La leyó tantas veces que terminó por aprenderla de memoria. Pero eso no era lo importante, sino cómo obrar ahora que se conocían los planes de los británicos. Para ello decidió hacerse aconsejar, de forma individual, por tanta gente como fuera posible. Desde sus más allegados en el puesto de gobernador como otros militares de más bajo rango. Incluso civiles: colonos, predicadores y hasta reos sacados directamente del calabozo.

—¿Qué opina? —La pregunta del gobernador era bien clara y directa.
—Creo que la solución es bien fácil. Mantener posiciones. Esperarles, que ellos muevan pieza. Jamás nos podrán sacar de Nueva Orleans, por muy grande que sea su ejército.

Incluso consultando por separado, las opiniones eran unánimes. Eso era lo que más inquietaba al nuevo gobernador. Desconocía quién era ese general Campbell que era el emisor de las órdenes. Se preguntaba cómo pensaría, si se trataba de un militar capacitado o era un patán sin experiencia y rebosante de orgullo. Nadie pudo darle cuenta del hombre al que, el destino, parecía querer enfrentarle.

En el consejo reunido esa noche, tras la pausa que pretendía ser efectista, el gobernador habló a todos los presentes. Por fin parecía ir al grano y todos estaban muy atentos porque igual que era capaz de hablar durante horas sin decir nada sustancial, podía darse el caso de que resumiese en muy pocas palabras algo que sí era importante:

—Les he ido consultando a todos ustedes, uno a uno. Todos han sido muy amables de aconsejarme siempre en la misma dirección. Así pues, la decisión a adoptar debería ser bien sencilla —volvió a parar, mirándolos a todos. Algunos creían que volvía el sopor. Pero no, ya estaba llegando al punto culminante de su discurso—. El problema al que me enfrento… nos enfrentamos, es que nadie conoce al general Campbell. Bien, esto impide que nos podamos avanzar a su posible reacción. Si esto fuese una partida de ajedrez, sabríamos cual va a ser su próximo movimiento pero desconocemos si luego jugará de un modo u otro. Para empezar, no sabemos si será un buen jugador o por el contrario su estrategia será fácil de desbaratar.
En ese punto de la conversación, el gobernador volvió a parar. ¿Estaba siendo demasiado explícito o nadie sería capaz de seguir sus ideas? Había pedido opiniones hasta a militares ineptos. Todos coincidieron en sus respuestas, todos sugerían “mantenerse”. Así que el gobernador dedujo que, fuese el general Campbell un magnífico estratega o un consumado estúpido, esperaría que nosotros “mantuviéramos posiciones”. De ahí el preguntar a tanta gente. Ahora, en su discurso, estaba a punto de desvelar que a quienes había preguntado no era sólo a los que tenía en mejor consideración, como les había hecho pensar cuando eran interrogados de forma personal, sino que quería conocer opiniones de todo tipo. No, mejor sería reconducir el discurso hacia otros derroteros.

—De sus bocas he obtenido buenos consejos que he tenido en cuenta. Pese a ello, no vamos a “mantener y aguantar”, sino todo lo contrario.

Un murmullo enorme recorrió la sala. Caras de indignación, sorpresa. Mil conjeturas rondaban las cabezas de los oyentes. Desde pensar en la locura del gobernador, hasta que era una broma. Continuó el discurso en cuanto las voces se serenaron:

—He llegado a la conclusión de que lo que el general Campbell piensa que vamos a hacer no es otra cosa que esperarle.

En ese momento tuvo que omitir lo que realmente había pensado: Fuese como fuese Campbell, llegaría a la conclusión de que lo mejor para nosotros era aguardarle. Los más inteligentes y los más obtusos de entre los consejeros del gobernador así lo pensaban. Campbell esperaría lo mismo, fuese ilustrado y sabio o un zoquete mezquino.

—Con eso vamos a sorprender a los ingleses de tal manera que tendremos la batuta de los acontecimientos. La iniciativa pasará a nuestro lado.

Todos a una comenzaron con los argumentos que, uno a uno, habían ido ofreciendo en los últimos días: Nueva Orleans era fácil de defender; mejor aguardar pertrechados, pudiendo preparar la estrategia defensiva con tiempo y pedir refuerzos. Incluso motivos ideológicos: no hay razón alguna para abandonar nuestra plaza fuerte, de otro modo, sería un modo de huir.

—No vamos a huir de nadie. Nos pondremos en marcha en unos pocos días. Las tropas ya llevan días preparándose…
—Para defender la ciudad, no para expediciones —interrumpió alguien desde el fondo de la sala.
—No, nadie ha dicho nada a los hombres. A menos que aquellos a quien he pedido consejo, contra mis indicaciones, se hayan ido de la lengua.

La velada acusación surtió efecto. Todos callaron y le dejaron continuar.

—Partiremos hacia el norte, junto al río. Retomaremos los fuertes que ahora están en manos inglesas. Si Campbell pese a todo, decide atacar aquí antes de acabar el verano, podremos regresar a tiempo. Nueva Orleans no quedará desprotegida, dejaré hombres aquí por si acaso.
[/font]

Gossioii1
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useful tips

Sat Apr 18, 2009 3:03 pm

This is great! It really shows me where to expand my blog. I think that sometime in the future I might try to write a book to go along with my blog, but we will see…Good post with useful tips and ideas

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